viernes, 18 de septiembre de 2009

Porque te vas

Corren todos corren, yo me quedo, siempre me quedo, no sé a donde van ni donde estoy yo, todos sin reparo escapan cual demonio.

Arrepentido de haberte conocido y haberte amado y tan complacido de, aún muriendo, la sed de los labios haberte robado.

 Con el final de los soles que reflejan su color en los cristales, su calor en los tejados, derritiendo los corazones, te marchas con la misma frialdad con la que llegas, te vas a pesar de lo vivido y peor aún sin lo vivido.

 Poco importa que de la embarcación te vayas, la amargura la trae el parto de soledades que a mi alma le espera tu abandono, con blanco cielo que te envuelve dejando ver las manchas, las estrellas.

 No hay profecía aquí, es sólo que hoy estabas y mañana no estarás.