martes, 28 de abril de 2009

El Rey

Nunca hablo mucho de él

Una vieja puerta que se aferraba al piso cuando se abría,
Mi toma en contra luz la silueta que menos veía llegaba.
con sus olores de garganta esforzada y cigarrillo, tal vez una menta, tal vez una cola. En su corcel blanco de alegorías ajenas, de pasados penosos.
Recuerdo el nudo en su garganta mas oscuro que el resto, la armadura celeste o rosa, a veces amarilla.

Abría una sonrisa como nueva de emoción, mi emoción, la de verlo llegar.
El mas grande junto a mi viéndolo llegar también, nos repartíamos el nudo de su garganta para hacer mas elegantes nuestras ropas.

La reina saludaba al final y ya se olían los condimentos y la olla
La mesa nos sostenía hasta que llegaban los sueños y los deberes, estos nos alejaban del rey.

Por la noche el rey se iba y nos quedábamos con la eternidad a la espera en compañía de historias de caballeros que nos arrullaban y de vez en cuando un ojo se abría buscando su llegada, alguna vez distinguí las luces entrando por mi ventana, los sonidos de su carroza y me dormía pensando en que el rey estaba a salvo en nuestro pequeño castillo.

lunes, 20 de abril de 2009

Madrugada

Silenciosamente entraron a la sala, con más miedo que ganas, se sentaron en el rechinante piso de madera y no hablaron, en realidad no había mucho por decir.
De repente estaban dentro de un delicado beso, sin explicación, sin razón, sin derecho, sin prisa y con calma. Como dueños del mundo, en el peor momento, en el lugar equivocado, con la persona incorrecta; pero disfrutando un ensayo de amor Eros, vencidos por el amor ágape.
Todo siguió como siempre; Sara con indiferencia ante el hecho, sin negar la delicia, y Mariana anhelando que fuese real.

lunes, 6 de abril de 2009

El mejor yo

Nunca escribo desde mi pero hoy si.

Después de caminar entre niños, adolescentes, jóvenes y demás me topé con los treinta. Cuando era niño me imaginaba a esta edad con un hogar muy parecido al mío, nunca me imaginé que lo más duro de madurar era la madurez. Estuve en algunos grupos sociales con reglas y parámetros, desde ser boy scout hasta aspirante a la vida consagrada, no hay mucha diferencia. Todos estos entes te imprimen en la cabeza cosas que deberían estar en el alma. Péinate, reza, da gracias, exígete, levántate, no te pongas mal, así debe ser, no seas feliz sin sufrir, el placer es egoísta, ponte la camisa por dentro. Extrañamente a esas edades me parecían lógicas estas sugerencias / normas.

En medio de estos momentos, visité hospitales, enfermos desahuciados, ancianos, escuelas, construí escuelas, prediqué, ayuné, renuncié, me esforcé.
Es innegable la cantidad de gracias y bendiciones que tal vez sin saber o merecer recibí, pero me perturbaba mucho no saber quién era yo, siempre estaba bajo un microscopio, me sentía mal por no ser todo lo que todos esperaban.

Llegó el gran día en que decidí ser quien me daba la gana de ser y hacer lo que me daba la gana, es un tanto mas difícil que la exigida vida consagrada, ya que ahora tu vida es tuya al fin.

Habiendo renunciado a esta no muy descansada vida me doy cuenta que no eran los grupos sociales, así es la vida, todos esperan algo más y “yo solo quiero decir, solo quiero cantar” (Silvio Rodríguez).

Ya no dejo el celular botado, no me quedo sin batería, me levanto a la segunda y no a la quinta llamada, dejo mi ropa en el tacho y no en el piso, me seco dentro de la ducha, llevo el plato al lavadero, saco la basura, y cuando regreso de la playa saco la toalla mojada de la maleta apenas llego, sin duda este es el mejor yo.