viernes, 21 de agosto de 2009

Silvio

La poesía se hace fría y torpe para describir la hoguera generada por el jubilo y el gozo de escuchar y ver al maestro.
Sin pose ni modo ni tontería inventada, con la campante naturalidad de su vivir, caminó un pequeño hombre, cansado pero firme, con un baúl de letras y sonidos que despidió entre cuerdas y tendones, esperando nada a cambio, nos dio todo a su modo libre, cual solamente puede ser libre, lecciones de vida de tristezas y humanidad, tocando los tímpanos de todos, cada palabra desatando un temporal y tocando las fibras del corazón. Porque su amor no es de uno sólo, sino alma de todos.

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